El Verde de Antioquia muestra nula evolución en su juego y ya ha sido eliminado de dos de los tres torneos que ha disputado y, para acabar de ajustar, tambalea en Copa Libertadores. Atlético Nacional con Guimarães: un problema que no encuentra solución.
Por: @Ilbambino_11
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Además de la seguidilla de malos resultados y de estar a punto de irse de vacaciones prematuras en Copa Libertadores; lo más preocupante para su afición es que Atlético Nacional no demuestra ser superior a sus rivales en el aspecto colectivo. Muchos de sus partidos se deciden por individualidades, no por comportamientos grupales o asociativos.
El principal señalado es Guimarães, quien no logra establecer automatismos (palabra favorita de Faryd Mondragón) en la fase ofensiva del equipo, no consigue que su equipo muestre una circulación de balón fluida y rara vez hay movimientos pensando en favorecer la recepción del compañero antes que la propia.
En este escenario, las figuras de Andrés Andrade y Jarlan Barrera son vitales. Sin uno de ellos sobre el campo, el equipo no tiene verticalidad, no muestra creatividad y mucho menos logra generar opciones de gol; es un equipo que directamente dejó de patear al arco rival. Los anteriores se han convertido en elementos comunes a lo largo de la temporada.
Como si fuera poco, cuando el equipo rival (sea cual sea) le cierra líneas de pases, a Nacional le cuesta mucho crear juego y salir con ventajas hacia adelante. Un equipo muy plano en fase ofensiva, con poca sorpresa por las bandas y sin movilidad en ataque.
Además, un problema que se repite a menudo, es la incompetencia en el balón aéreo ofensivo y defensivo del equipo. Si se está trabajando en este aspecto, se está haciendo decididamente mal.
¿La plantilla no se adecua a las exigencias de Guimãraes?
Lo cierto es que Guimarães, a inicios de temporada, dijo que respetaría el ADN del club y, a excepción de pocos tramos de juego, eso no ha sucedido. También reconoció que a la plantilla le faltaba cubrir algunos puestos, lo que provocó la llegada de varios jugadores.
Es evidente que el plantel no practica el fútbol que el DT quiere así el estratega nos quiera meter los dedos a la boca en las ruedas de prensa. Guimarães intenta algunas variantes pero nada le sale: con los laterales en posiciones bajas, volcó la ofensiva en banda derecha, dándole libertad total a Jarlan y Andrade, formando un doble enganche que muchas veces resulta en la nada misma.
Los interiores de este Atlético Nacional (Baldomero, Rovira, Chacón, Gómez) han tenido altas y bajas que hacen que el equipo no sea capaz de marcar diferencias en la circulación de balón. Esa fluidez que existía con Paz-Sierra-Carrascal en su América, no existe en ningún momento en su nuevo club.
Ahora está buscando el 4-3-2-1, pero ni los resultados ni el juego acompañan. Con un técnico que, por carrera, siempre ha buscado un fútbol más de transiciones que elaborado.
En America, Paz y Carrascal tenían más peso defensivo que Sierra y daban equilibrio al equipo, pero en este momento, ese dúo es inexistente. Salvo Gómez, gracias a su agresividad y capacidad física, nadie ha logrado establecerse en la posición. El fichaje de Chacón, salvo momentos, no ha tenido la confianza suficiente para quedarse con el puesto. Sobre todo, para variar su adaptación a este ritmo del fútbol colombiano se demoró un poco.
En definitiva, Alexandre Guimarães no ha conseguido imponer su filosofía de juego en Atlético Nacional, pero la plantilla tampoco ha estado confeccionada a la medida de un DT que necesita piezas tan exactas para hacer funcionar la maquinaria. Responsabilidad también de un cuerpo técnico que se mostró pletórico con la conformación de este plantel. Atlético Nacional con Guimarães: un problema que no encuentra solución.
En este momento, la pregunta a formular es obvia. Pese a ser un DT que conoce el FPC, ¿es un entrenador para un equipo como Atlético Nacional?
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