Un 22 de enero de 2006, el mundo del baloncesto se rindió ante los pies de Kobe Bryant, luego de sus 81 puntos anotados frente a los Toronto Raptors.
Por : Mateo Arroyave
La NBA está repleta de momentos que llegaron para quedarse con las primeras páginas del libro que narra la historia de la liga más importante del mundo; uno de ellos sin dudarlo, tiene como protagonista a Black Mamba, que en la temporada 2005-06, dejó a todos con la boca abierta luego de un recital ofensivo que hoy en día sirve como soporte para afirmar que Kobe es una leyenda indiscutible del baloncesto.
Luego de los 100 puntos alcanzados por Wilt Chamberlain el 2 de marzo de 1962 frente a los New York Knicks, no se esperaba volver a ver un registro de puntos tan alto por parte de un jugador en un partido oficial de la liga norteamericana, pero, el eterno portador de las dorsales #8 y #24, llegó a ponerle fin a dicho paradigma. 41 minutos y 56 segundos enfrentando a los Toronto Raptors, fueron más que suficientes para que Bryant, con 21/33 en tiros de dos puntos, 7/13 en triples y 18/20 desde el tiro libre, alcanzara los 81 puntos, y se estableciera como el hombre con la segunda actuación anotadora más increíble de la historia.
La historia de fondo es más espectacular de lo que parece. Al termino de los primeros dos cuartos, los Lakers iban 49-63 abajo en el marcador, y como dato importante, en ese momento, Kobe Bryant tan solo había anotado 26 puntos; pero, con su filosofía de guerrero que tanto lo caracterizaba, el mítico escolta del conjunto angelino, no agachó la cabeza, y despachándose con 27 puntos en el tercer parcial, y con 28 en los últimos 12 minutos del encuentro, fue fundamental para la victoria 122-104 de su equipo en el Staples Center.
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Phil Jackson, entrenador del equipo amarillo y púrpura en ese entonces, afirmó con certeza que fue “una actuación de otro nivel. He visto muchos partidos grandiosos, pero la verdad es que nunca había presenciado algo semejante a lo de esta noche», declaración que sorprende, pues recordemos que, Phil fue el encargado de dirigir a los Chicago Bulls en los 90’s.