Hoy se cumplen 31 años de la goleada histórica que Colombia le propinó a la Selección Argentina en las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994.
El 5 de septiembre de 1993 es una fecha que quedó grabada con letras doradas en la historia del fútbol colombiano. Aquel día, la Selección Colombia, dirigida por Francisco Maturana, logró una de las gestas más impresionantes al derrotar 5-0 a la poderosa Argentina en su propio terreno, el Estadio Monumental de Buenos Aires. Ese resultado no solo clasificó al equipo cafetero al Mundial de Estados Unidos 1994, sino que elevó el prestigio del fútbol colombiano a nivel mundial.
La tarde de ese domingo, Colombia desplegó un juego brillante, basado en la posesión, el toque y la precisión. Freddy Rincón abrió el marcador con un gol en el minuto 41, y a partir de ahí, la Selección se adueñó del partido. Faustino Asprilla en dos ocasiones, Freddy Rincón nuevamente, y Adolfo «El Tren» Valencia , sellaron una goleada que parecía imposible ante un equipo argentino que no perdía en casa desde hacía años y que contaba con figuras de la talla de Gabriel Batistuta y Fernando Redondo.
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El 5-0 fue mucho más que un simple resultado. Fue un símbolo del talento y la capacidad del fútbol colombiano, una demostración de que se podía competir y ganar a los más grandes. El Estadio Monumental, que había sido testigo de tantas glorias argentinas, fue testigo también de una de las noches más gloriosas del fútbol colombiano, en la que jugadores como Carlos «El Pibe» Valderrama, Leonel Álvarez, y Óscar Córdoba, entre otros, se consagraron como héroes.
Tres décadas después, la victoria sigue siendo un motivo de orgullo para los colombianos, un recordatorio del poder del juego en equipo y la importancia de creer en las propias capacidades. Aquel 5-0 es más que una cifra: es un legado de la pasión y la alegría del fútbol que siempre vivirá en el corazón de quienes lo vieron.
Hoy, 31 años después, recordamos con emoción y nostalgia ese partido que puso a soñar a todo un país y que, sin duda, seguirá siendo uno de los momentos más icónicos en la historia del fútbol colombiano.