El fútbol argentino y sudamericano llora la partida de Miguel Ángel Russo, uno de los entrenadores más queridos y respetados del continente, quien falleció este miércoles en Buenos Aires a los 69 años. El técnico, que actualmente dirigía a Boca Juniors, había sido internado hace algunas semanas debido al deterioro de su estado de salud. Desde 2017, Russo libraba una dura batalla contra el cáncer de próstata, al que más adelante se le sumó uno de vejiga.
El estratega se encontraba bajo licencia médica desde finales de septiembre, recibiendo cuidados especiales en su hogar. Este miércoles, fuentes familiares confirmaron su deceso, una noticia que ha conmovido profundamente al mundo del fútbol. Su legado, tanto en Argentina como en el extranjero, es incuestionable: siete títulos oficiales como entrenador, incluyendo la Copa Libertadores 2007 con Boca Juniors, la última que el club ha levantado hasta la fecha.
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A lo largo de su carrera, Russo fue sinónimo de trabajo, respeto y liderazgo. Logró tres ascensos históricos con Lanús, Estudiantes de La Plata y Rosario Central, consolidándose como un técnico capaz de transformar equipos desde la base. Además, en Colombia dejó una huella imborrable al conquistar con Millonarios la Liga 2017-II y la Superliga 2018, devolviéndole al conjunto embajador la gloria que hacía años no conocía.
Miguel Ángel Russo no solo será recordado por sus éxitos, sino también por su integridad, su temple ante la adversidad y su profundo amor por el fútbol. Hoy, el balón se detiene para despedir a un maestro que marcó generaciones, un caballero del deporte que se ganó el respeto de todos dentro y fuera de la cancha.

