Además de llamar la atención por su buen estado físico, el árbitro Anderson Daronco tiene una historia de vida ligada al deporte. Pasó de ser profesor de escuela a pitar en la Copa Libertadores.
Antes de hacer su nombre en el mundo del arbitraje, Daronco se formó como profesor de Educación Física en su natal Santa María, Río Grande del Sur. Durante años, impartió clases en colegios locales, guiando a jóvenes en la práctica deportiva. Sin embargo, su pasión por el fútbol y su interés por comprender mejor las reglas del juego le llevaron a probar suerte en el arbitraje. Su imponente físico (mide 1,88 metros y pesa más de 90 kilogramos), combinado con su conocimiento profundo del deporte, rápidamente lo distinguieron en el campo de juego.
En 2009, Daronco se convirtió en árbitro profesional de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a arbitrar partidos en la Serie A brasileña.
Lee también: La UEFA Champions League inicia con su nuevo formato
Su estilo firme pero justo, junto con su capacidad para manejar los partidos más intensos, le ganó el respeto tanto de jugadores como de entrenadores. En 2015, fue galardonado como el mejor árbitro del fútbol brasileño, un honor que consolidó su lugar en la élite del arbitraje en Sudamérica.
Daronco no solo es conocido por su fortaleza física, sino también por su ética de trabajo y su dedicación al arbitraje. Para muchos jóvenes árbitros, su historia es un ejemplo de cómo la disciplina, el conocimiento y la pasión pueden abrir puertas insospechadas. Su recorrido desde las aulas hasta los grandes estadios es una inspiración para todos aquellos que sueñan con alcanzar la cima, demostrando que el éxito en el deporte no siempre depende de comenzar desde el mismo punto, sino de la determinación con la que se persiguen los objetivos.