Hace 17 años, en Brasil, solo se hablaba de un joven chico del Santos; uno que no solo descrestaba en el Brasileirao sino también deleitaba a nivel continental, ¿su nombre? Robson de Souza.

Robinho, como se le conoce popularmente, colmó los ojos del mundo entero con su magnífica Copa Libertadores en 2003 en la que quedaron a un paso del título. Su gambeta era tendencia y los grandes de Europa se rompían las vestiduras por tener a la joven promesa carioca. Fue el Real Madrid quien pudo hacerse a sus servicios en 2005 y ya crecía el rumor de que nacía una estrella mundial.

Pero aquella luz que tenía, paulatinamente se fue apagando. Los reiterados actos de indisciplina y factores externos fueron sacándolo de eje, el talento seguía intacto, pero no la regularidad. Su intermitencia hizo que su llama se fuera diluyendo y comenzara su travesía de un club a otro. En 2010 recaería en el AC Milán, el gigante ‘Rossonero’. Allí viviría sus próximas 4 temporadas apelando nuevamente a sus ya recurrentes chispazos futbolísticos. Pero su paso por la ciudad de la moda no pasaría desapercibido, esta vez sus gambetas no serían protagonistas, era señalado por violencia sexual en grupo.

Un caso que quedó en un limbo hasta el 2017, año en el que la justicia italiana radicó una sentencia de 9 años para el astro brasileño y sus amigos por supuesta violación a una joven de origen albano en completo estado de embriaguez. “Estoy riendo, nada me importa, porque ella estaba completamente borracha, no sabe ni lo que ocurrió”, se escucha a Robinho afirmando en una conversación filtrada por la policía.

Luego de hacerse pública la condena, Atlético Mineiro decidió no renovar su ficha y Robson comenzó su andar en el fútbol turco hasta final de temporada del presente año. El 10 de octubre Santos anunciaba con bombos y platillos el regreso del ídolo ‘Peixe’. Retorno que generaría la mayor ola de revuelo en Brasil y la perdida de algunos patrocinadores para el club paulista, como fue el caso de la compañía Orthopride.

6 días después de haberse hecho oficial el traspaso, el mismo Santos suspendió su contrato luego de la fuerte presión social ejercida en el país. El club justificó la medida para que el ‘menino’ más consentido de la institución pudiese preparar su defensa y enfrentar el juzgado italiano.

Ahora Robinho deberá jugar su partido más importante, uno que no podrá regatear ni gambetear como en los viejos tiempos.

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