El pésimo 2025 de RiverFoto: Cortesía

En un 2025 que quedará en los archivos como uno de los más decepcionantes de su historia reciente, River Plate atraviesa un derrumbe deportivo que sorprende incluso a sus propios hinchas. Un club acostumbrado a competir por todo hoy vive una temporada marcada por eliminaciones prematuras, frustraciones repetidas y un presente que lo deja dependiendo de Boca o Argentinos Juniors para no quedarse afuera de la Copa Libertadores 2026. Un golpe durísimo para un plantel que cuenta con nombres de jerarquía, incluidos los colombianos Miguel Borja, Juan Fernando Quintero y Kevin Castaño.

La seguidilla de tropiezos comenzó temprano, cuando el Millonario cayó en la Supercopa Internacional frente a Talleres, un aviso de que los cimientos del equipo ya exhibían grietas. En el Torneo Apertura, la ilusión duró poco: Platense lo sorprendió en cuartos y lo dejó sin título doméstico. Luego llegó uno de los golpes más fuertes del año: la eliminación en cuartos de final de la Copa Libertadores a manos de Palmeiras, un duelo que, además de futbolístico, expuso falencias anímicas y estructurales.

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La crisis se profundizó con un papelón internacional: River no superó la fase de grupos del Mundial de Clubes, un torneo en el que partía como protagonista y terminó saliendo por la puerta de atrás. Como si fuera poco, volvió a tropezar en el ámbito local al quedar eliminado en semifinales de la Copa Argentina ante Independiente Rivadavia, y en el Clausura, Racing lo expulsó en octavos, completando así un año para olvidar.

Con todos los frentes perdidos, River Plate enfrenta una realidad impensada: la única forma de estar en la Libertadores 2026 es que Boca o Argentinos se consagren campeones del Clausura. Depender de un rival eterno o de un tercero para salvar el calendario internacional es la síntesis perfecta de un 2025 que dejó más preguntas que respuestas.

Cierra así un año oscuro que obliga a una reconstrucción profunda. El Millonario, acostumbrado a brillar, deberá reinventarse si no quiere que este bache se convierta en tendencia. La pelota ahora está lejos de su control… y el futuro inmediato también.

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