Una imagen de 2017 se ha vuelto símbolo de emoción para el fútbol colombiano: un joven Juan David Cabal posando con la camiseta de la Juventus, cuando aún era un muchacho anónimo que soñaba con llegar al profesionalismo. Años después, tras caerse, levantarse y tocar fondo por una lesión de rodilla, ese mismo jugador escribió su primera página dorada con la Vecchia Signora.
El colombiano marcó su primer gol con la Juventus en el empate 1-1 ante Atalanta, un tanto que trasciende lo estadístico y se instala en el corazón de quienes conocen su recorrido. Cabal, que llegó a Italia con la ilusión intacta, vio su progreso frenado por una lesión que lo obligó a detenerse, a enfrentar el dolor físico y el miedo a la incertidumbre. Durante meses trabajó en silencio, alejado de los reflectores, con la determinación de quien sabe que el sueño aún no está cumplido.
El gol llegó como lo hacen las grandes historias: en el momento justo. En una jugada que mezcló convicción y potencia, Cabal apareció en el área para conectar el balón y vencer la resistencia rival. Su celebración, más que un desahogo, fue un homenaje a su propia resiliencia. Algunos compañeros lo abrazaron sabiendo lo que significaba ese instante; otros, simplemente, comprendieron que había nacido un recuerdo imborrable para el colombiano.
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Y como si el destino se hubiera tomado el trabajo de cerrar un círculo perfecto, las redes sociales revivieron esa vieja foto del niño que vestía la camiseta bianconera sin imaginar que algún día la sudaría en el campo. Lo que entonces era un deseo hoy es una realidad escrita con sacrificio.
Para Cabal, el gol no es un punto final, sino un punto de partida. Después de la lesión que amenazó su ascenso, su regreso tiene sabor a revancha personal y esperanza colectiva. La Juventus celebra un tanto; Colombia celebra una historia.
